LA MUERTE ESTÁ MÁS VIVA QUE NUNCA
Por Arturo Rivero
El Día de Muertos en México se vive, como pocas veces, con un profundo luto y dolor por las más de 90 mil muertes que en tan solo ocho meses han partido de este mundo a causa de Covid-19.
El padre, la madre, el hermano, la hermana, los abuelos, los tíos o los amigos fueron aniquilados por una pandemia inesperada y cruel.
Miles de familias lloran su ausencia.
Jamás imaginaron, ni en sus peores sueños, que un virus les arrebataría la paz y los sumiría en un lamento eterno.
La estela de la muerte provocada por el virus impregna nuestros aires cotidianos y amenaza con recrudecer el paisaje en las próximas semanas y meses.
El infierno no termina, ni terminará. Una segunda oleada se avecina sobre nuestro país.
En Europa ya se encierran de nuevo a “piedra y lodo” para evitar nuevamente miles de muertes.
En México se vuelve a desestimar las voces de alerta que se envían desde el Viejo Continente. Ya nos paso.
En marzo no quisimos ver lo que pasaba en aquellas tierras y no nos preparamos con mayor eficiencia para enfrentar la pandemia, tanto es así que ya rebasamos los 90 mil muertos, cifra que por cierto, llegaría a 130 mil a principios de febrero del 2021.
Vivimos una catástrofe.
A cuidarnos al extremo. Viene lo peor.
El Día de Muertos y los 90 mil fallecidos por el virus nos recuerdan que la muerte “está más viva que nunca”.