El Pulso Laboral

Lunes 25 mayo 2015

02:30 pm

Mundo Laboral y RR.HH.

Mexicanos no tienen posibilidad de equilibrar sus actividades laborales y personales

Por: / El Pulso Laboral

De 40 economías estudiadas, México es la segunda peor calificada en cuanto al balance entre trabajo y vida personal de sus habitantes, sólo con un mejor resultado que Colombia. El Índice de Balance Vida-Trabajo para México se colocó en 1.1 de 10 puntos (entre más bajo sea el nivel refleja un menor grado de equilibrio), situación que refleja los grandes desafíos que encuentran los trabajadores para combinar su bienestar individual y social con el éxito y la productividad laboral.

Este índice, calculado por la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), se ubicó en 0.9 para Colombia, que enfrenta problemáticas laborales muy similares a las de México. Para Chile el resultado fue significativamente mejor con un índice de 5.0 puntos, lo que refleja una situación laboral más flexible para su población ocupada.

Los países mejor calificados en este rubro son Países Bajos, Italia y Dinamarca con índices de 9.5, 9.4 y 9.0 puntos respectivamente, los países más cerca del nivel de 10 puntos expresan un equilibrio casi perfecto entre el bienestar individual y social y las dinámicas laborales. 

Equilibrar las actividades laborales con las personales es un aspecto esencial para el desarrollo de las personas, de acuerdo con la OCDE, un país con un balance bajo de estos factores reflejan múltiples desafíos para los trabajadores de construir una sociedad más igualitaria y de mantener su bienestar individual.

Las problemáticas específicas que impiden el equilibrio entre el trabajo y la vida personal de los mexicanos son: jornadas laborales muy extensas, salarios bajos, empleos sin prestaciones y discriminación social, de acuerdo con las cifras de la OCDE.

Los tiempos

En México cerca del 29% de los trabajadores tienen jornadas excesivas de trabajo, esto es 18 puntos por encima del promedio de los países miembros de la OCDE (11%), esto implica que poco más de una cuarta parte de los ocupados están imposibilitados de realizar actividades extras.

Siguiendo el análisis de la OCDE, las problemáticas derivadas de los trabajos con jornadas extensas pueden ir desde los descuidos y la desatención familiar hasta implicaciones más severas como enfermedades, estrés y ansiedad. Los horarios muy largos o nocturnos también pueden exponer a los trabajadores a ser víctimas de la inseguridad o delincuencia.

 En este rubro también resalta que los hombres son el género que más enfrenta este tipo de violencia laboral, en promedio el 15% de los hombres trabaja jornadas excesivas mientras que sólo 6% de las mujeres lo hace. Esta situación profundiza desigualdades de género no sólo en el ámbito laboral, también en el familiar, debido a que las actividades domésticas y de cuidados recaen desproporcionalmente en las mujeres.

Otro indicador que muestra problemáticas en el balance entre la vida personal y el trabajo es el del tiempo dedicado al ocio y a los cuidados personales. En este rubro México también es el segundo peor calificado, los trabajadores en promedio dedican 12.4 horas a la semana a estas actividades de esparcimiento. El único país peor calificado es Colombia con una media de 12.0 horas semanales.

En este rubro también se identifican las disparidades por género, dado que aun cuando las mujeres tienen jornadas laborales más cortas, ese tiempo no se utiliza en actividades de esparcimiento. En 20 países miembros de la OCDE no se presentan diferencias por género en el tiempo dedicado al ocio y al cuidado personal.

Necesario proteger los derechos laborales

La OCDE enfatiza que para mejorar el bienestar de la población en este rubro es necesario impulsar políticas públicas que garanticen los derechos laborales. Especialmente que se incentive el mercado de empleo formal para extender las prestaciones laborales a todos los ocupados, así como la detección y sanción de prácticas que violenten laboralmente a los empleados. 

Otro aspecto necesario es extender la perspectiva de igualdad en el mercado laboral y la no discriminación. En este sentido se busca que las mujeres tengan igualdad de oportunidades que los hombres para acceder a puestos de alto rango.Y que los hombres tengan la misma posibilidad que las mujeres de dedicar tiempo a las labores domésticas y de cuidados a través de licencias de paternidad extendidas. 

Las políticas públicas también deben enfocarse en otros grupos vulnerables como los jóvenes, los indígenas o las personas con capacidades distintas no sólo incentivando su integración en el mercado laboral, también garantizando una relación adecuada entre jornadas e ingresos.  /El Economista