En ningún lugar de América Latina se ha acelerado tanto la inflación desde la pandemia como en México, donde los problemas de la cadena de suministro y el impacto de una moneda más débil están compensando el impacto en los precios de la caída del consumo.

Los precios al consumidor de México subieron 4.05 por ciento en agosto respecto al año anterior, casi el doble de la tasa de 2.15 por ciento registrada en abril y por encima del límite superior de la meta del banco central por primera vez en 15 meses. Por el contrario, la inflación se ha contenido en 2.4 por ciento en Brasil y se está desacelerando en la mayor parte de la región, incluso en Argentina, donde se mantiene cerca del 40 por ciento anual.

La inflación persistente de México es aún más impactante dado que se produce en medio del impacto devastador del coronavirus, que se espera que haga que la segunda economía más grande de América Latina se contraiga alrededor del 10 por ciento este año.

Factores que incluyen la escasez de algunos bienes y la concentración del mercado mantienen los precios bajo presión, lo que limita el espacio para futuras flexibilidades luego de que el banco central redujera las tasas de interés a un mínimo de cuatro años, dijo Carlos Capistran, economista de Bank of America.

"En México, el choque de oferta negativo del Covid está dominando el choque de demanda negativo y la inflación sigue aumentando", dijo Capistran. "Aunque se trata principalmente de cambios en los precios relativos, las expectativas de inflación están en riesgo y con la inflación subyacente ya por encima del 4 por ciento, el banco central tiene un margen muy limitado para seguir recortando".

El banco central de México ha reducido los costos de endeudamiento en medio punto en cada una de sus últimas cinco reuniones. Pero por primera vez el mes pasado, uno de los cinco miembros de la junta votó a favor de un recorte de solo un cuarto de punto, lo que sugiere que los responsables políticos pueden ralentizar o incluso detener el ciclo de relajación en las próximas reuniones, la primera de las cuales está programada para el 24 de septiembre.

En agosto, los precios de la energía en México subieron un 0.31 por ciento respecto al mes anterior, mientras que los costos de alimentos y bebidas lo hicieron en un 0.32 por ciento. Las frutas y verduras aumentaron un 2.97 por ciento, y los precios básicos un 0.32 por ciento con respecto al mes anterior, en comparación con un aumento del 0.28 por ciento previsto en una encuesta de Bloomberg.

Los datos de inflación se han recopilado prácticamente desde abril, ya que el País se encuentra bajo un bloqueo parcial debido a la pandemia.

Los precios al consumidor de Brasil en agosto también se vieron presionados por un aumento en los costos de alimentos y bebidas, aunque su inflación anual se mantuvo por debajo del piso del 2.5 por ciento del rango objetivo de su banco central. Los moderados aumentos del costo de vida dan a los responsables de la formulación de políticas espacio para mantener los costos de los préstamos en un mínimo histórico del 2 por ciento.

Mientras tanto, la inflación anual de Chile se redujo en agosto a pesar del aumento del consumo debido a la reversión de algunas cuarentenas por virus y una nueva ley que permite retiros anticipados de pensiones.

Sin duda, la gravedad de la recesión de México puede frenar la inflación en el futuro y la moneda del País se ha mantenido relativamente estable después de una fuerte ola de ventas en marzo.

A fin de cuentas, la puerta está abierta en México para un recorte final de tasas de 25 puntos básicos este mes, según Marco Oviedo, economista jefe para América Latina de Barclays Capital Inc. Sin embargo, la lectura de inflación de este miércoles "confirma nuestra opinión de que continúan los shocks de oferta. ser más relevantes y los riesgos para la inflación están al alza", dijo.