El Pulso Laboral

Lunes 25 mayo 2015

02:30 pm

Mundo Laboral y RR.HH.

Urgen cambiar política salarial y laboral

Por: Adriana Rodríguez

México está dentro del 25 por ciento de los países con mayores niveles de desigualdad económica en el mundo y para revertir esta tendencia debe invertir en su política salarial y laboral, así lo recomienda la Standardized World Income Inequality Database.

Dentro del documento Desigualdad extrema en México dado a conocer ayer por el doctor en economía Gerardo Esquivel Hernández, profesor-investigador de El Colegio de México, editado por Oxfam México y presentado en la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.

En entrevista, el investigador aseguró que entre los retos está “cambiar la política salarial y laboral, y fortalecer el nivel de compra del salario mínimo”.

Según la investigación entre 2007 y 2012 la cantidad de millonarios en México creció 32 por ciento, cuando en el resto del mundo disminuyó 0.3 por ciento. Y mientras que nuestro país alberga a uno de los hombres más ricos del mundo, más de 23 millones de mexicanos no pueden adquirir una canasta básica.

En su texto el autor aclara que obtener datos oficiales de las clases más altas es casi imposible, por lo que recurrió a declaraciones fiscales y métodos estadísticos para hacer sus valoraciones, las cuales arrojan que en México al 1 por ciento más rico (de la población) le corresponde 21 por ciento de los ingresos totales de la nación.

Añade que en México hay 16 multimillonarios cuyas riquezas pasaron de 25 mil 600 millones de dólares en 2006 a 142 mil 900 millones de dólares al día de hoy. "En 2002, la riqueza de cuatro mexicanos representaba el 2 por ciento del PIB; entre 2003 y 2014 ese porcentaje subió a 9 por ciento. Se trata de un tercio del ingreso acumulado por casi 20 millones de ciudadanos en nuestro país".

Como ejemplo hipotético de lo anterior, Esquivel menciona que en 2014 los cuatro principales multimillonarios de México podrían haber contratado durante ese año a tres millones de trabajadores mexicanos pagándoles el salario mínimo, sin perder un solo centavo de su riqueza en términos reales, pues destinarían a ese efecto el crecimiento real de sus fortunas (suponiendo que lo hicieran a una tasa de 5 por ciento anual).

Para explicar la desigualdad, el académico comenta: "Uno de los grandes problemas reside en que nuestra política fiscal favorece a quien más tiene. No es de ninguna manera progresiva y el efecto redistributivo resulta casi nulo. Por gravar consumo por encima del ingreso, las familias pobres, al gastar un porcentaje más alto de su ingreso, terminan por pagar más que las ricas.

"La política social asimismo ha sido un rotundo fracaso: hoy, esa lógica de que el crecimiento se filtra a través de las capas altas a las bajas simplemente no ocurre en México desde hace décadas. Uno de los dolorosos ejemplos es el salario mínimo: si un mexicano percibe esta cantidad y mantiene a alguien, a ambos se les considera pobres extremos. La política salarial que en algún momento se concibió como mecanismo de contención inflacionaria, ya no tiene razón de ser. Hoy, el salario mínimo mexicano está por debajo de los umbrales aceptados de pobreza".

Aseguró que de no frenarse, la brecha entre ricos y pobres obstaculizará la lucha contra la pobreza y amenazará el crecimiento sostenible de México.

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