El Pulso Laboral

Lunes 25 mayo 2015

02:30 pm

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Minas generan 2 millones de empleos… pero depredan ambiente

Por: Redacción/El Pulso Laboral

Con un inversión anual promedio de 5 mil millones de dólares y la generación de 344 mil 448 empleos directos y 1.6 millones indirectos, la industria minera en México es una de las actividades económicas más relevantes que, sin embargo, tiene una gran afectación sobre el medio ambiente.

En el país operan 1,134 instalaciones mineras y la principal causa por la que se presentan denuncias en contra de esta industria es el daño a los recursos naturales.

Pérdida de vegetación, contaminación del suelo y del agua, modificación de la topografía y del paisaje, abatimiento de aguas subterráneas, alteración de la calidad del aire y fragmentación del hábitat son algunos de los impactos.

EXPLOTACIÓN A CIELO ABIERTO O SUBTERRÁNEA. Las empresas mineras de capital extranjero establecidas en México son, en su mayoría, de origen canadiense, seguidas de las norteamericanas, aunque también las hay de Reino Unido, Australia, Japón, China, Corea, India, Chile, Perú, Argentina, Brasil, Bélgica, Italia, España y Luxemburgo.

Se trata de 293 empresas registradas por la Secretaría de Economía que exploran o explotan minas de manera superficial o subterránea.

La extracción puede ser de metales preciosos como oro y plata; metales base como plomo, zinc, cobre; no metálicos, como carbón, mármol, piedra caliza, yeso, fluorita; rocas dimensionables como travertino, onix, dacita (con alto contenido de hierro) y basalto, y de materiales industriales como yeso y toba.

Arturo Rodríguez Abitia, subprocurador de Inspección Industrial de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), señaló que las minas impactan el medio ambiente, ya sea por las sustancias químicas que usan o por los métodos de extracción.

En las minas de metales preciosos, que son subterráneas, se utilizan sustancias químicas, “y ésas son las que a nosotros nos preocupan más, porque en las dos primeras (oro y plata) se utilizan sustancias químicas peligrosas, soluciones con cianuro; en la de cobre es ácido sulfúrico. Ambas son de alta preocupación, tanto para la salud humana como para los ecosistemas”, refirió el funcionario.

En estos casos se generan lixiviados (soluciones residuales que, de no ser adecuadamente manejados, se pueden filtrar al subsuelo) y jales (residuos sólidos). Los lixiviados, expresó Rodríguez Abitia, al tener altas concentración de metales, son corrosivos y tóxicos.

En cuanto a los métodos de extracción, abundó, las minas a cielo abierto impactan el paisaje, pues afectan la geomorfología del sitio, además de que acaban con la cobertura forestal, erosionan el suelo, alteran los flujos del agua y usan gran cantidad de agua, que generalmente se obtiene de los acuíferos.

Francisco Martín Romero, investigador del Instituto de Geología de la UNAM, expresó que la mina a cielo abierto, por ser amplia, genera grandes cantidades de residuos, a diferencia de la subterránea.

“En ese sentido, podemos decir que la minería a cielo abierto puede tener mayores retos para controlarla con los problemas de contaminación”, refirió.

DAÑOS. De enero de 2013 a diciembre de 2016, la Profepa impuso 91 clausuras por incumplimiento de la normatividad ambiental, con multas equivalentes a 94.4 millones de pesos. A estas cifras, la Secretaría de Economía agrega el año pasado, 53 instalaciones inspeccionadas, 20 fueron clausuradas.

Las irregularidades más frecuentes son: no contar con autorización en materia de impacto ambiental; incumplir con términos y condiciones establecidos en las autorizaciones; incumplir con las normas oficiales mexicanas (NOM); realizar mal manejo de residuos peligrosos o no cumplir con las obligaciones en materia atmosférica en los patios de trituración.

En su Informe Anual 2016, la Cámara Minera de México (Camimex) señaló que 91 empresas mineras participan en el Programa de Industria Limpia que impulsa la Profepa, además de que 3 grupos mineros forman parte del Índice Verde de la Bolsa Mexicana de Valores.

Mencionó que en 2015 la industria minera invirtió 3 mil 807 millones de pesos en comunidades y en medio ambiente.

Pero resaltó que, en el caso de las áreas naturales protegidas (ANP), insistirá en que las zonas que contienen concesiones mineras vigentes y en trámite se excluyan de la poligonal del ANP que se proponga, ya que “para el sector es importante que se construya una fórmula que dé certeza legal a las inversiones en minería en cualquier área natural protegida”.

EXPLOTACIÓN. La Ley Minera establece que las concesiones tendrán una duración de cincuenta años, contados a partir de la fecha de su inscripción en el Registro Público de Minería, y se prorrogarán por igual término si sus titulares no incurrieron en causales de cancelación previstas en la ley y lo solicitan dentro de los cinco años previos al término de su vigencia.

Sin embargo, no toda la explotación minera está sometida a la ley.

El subprocurador Rodríguez Abitia refirió que hay minería clandestina, sobre todo en zonas remotas, de difícil acceso, que trabajan con falta de seguridad personal, con afectaciones al medio ambiente, al operar de manera rudimentaria.

“Sí existe una actividad minera ilegal, nosotros creemos que es de menores proporciones, son gambusinos (buscadores de minerales) o minerías un poquito de mayor escala, pero definitivamente ninguna a cielo abierto.

“Pero estas pequeñas operaciones que trabajan en la sierra de Sinaloa o en la zona caliente de Michoacán son difíciles de detectar, porque también para nosotros es difícil entrar y no solemos arriesgar a los inspectores tampoco”, expresó Rodríguez Abitia.

Refirió que para supervisar las operaciones mineras, además de otros sectores, la Profepa cuenta con 300 inspectores en materia industrial y unos 400 en materia de recursos naturales, cifra baja si se considera la cantidad de instalaciones en operación.

Fuente: La Crónica de Hoy

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