El Pulso Laboral

Lunes 25 mayo 2015

02:30 pm

Recursos Humanos

El ABC de lo que no debes hacer ni decir cuando renuncias a tu empleo

Por: Redacción/El Pulso Laboral

Todo mundo sabe que no es bien visto irse de un lugar ‘familiar’ sin despedir; pero cuando se trata de dejar un empleo aclaremos dos aspectos: primero, no estás dejando una relación personal, tranquilo. Segundo, sí estás cortando una relación que debes que cuidar a mediano y largo plazo.

¿Volverías a trabajar en un lugar que tú mismo decidiste abandonar? Seguramente no. Cada persona con la que te relacionaste en ese empleo, se convertirá en una oportunidad de abrir o cerrar puertas en un futuro.

Sin importar la razón por la que estés pensando en renunciar (o si ya deciste hacerlo), por más difícil que te resulte mantener la calma, hay una serie de claves que te ayudarán a sacar más brillo de tu panorama laboral cuando cambies de trabajo.

1 Ser grosero o descortés
Ya sea que tú decidas renunciar o te hayan notificado tu despido. Hacer una grosería o tener un mal comportamiento con tu jefe, compañeros y con la empresa en general, sólo dañará tu reputación. Si hasta el momento has sido un buen compañero, ten en cuenta en estos casos que “la última impresión jamás se olvida”.

Quizás estés furioso o decepcionado, lo mejor es tranquilizarse y buscar desahogo con alguien externo o fuera de la empresa, de otra forma, terminarás diciendo cosas sin pensar que hieran a otros, o peor aún, ocasionen un enfrentamiento.

2 Ser orgulloso o prepotente
No significa que no estés seguro de ti mismo y de tus capacidades, especialmente si dejas tu trabajo por una mejor oportunidad laboral. Pero dar la impresión de sentirse superior a otros por un mejor sueldo o mejores condiciones de trabajo, provoca una molestia innecesaria a tus ex compañeros

Lo mejor es llevarse relaciones armoniosas del lugar, uno nunca sabe cuándo se inviertan los papeles. Además, después de todo, las condiciones del nuevo trabajo todavía son desconocidas para ti. Cuidado: podrías caer en una situación que te lleve a arrepentirte de tu decisión.

3 Hablar mal del lugar y de la empresa
Relacionado con el punto anterior: no ganas nada si haces sentir mal a las personas que se quedan a trabajar en la empresa que tú estás dejando, o peor aún, a las que recién ingresan. Así como tú deseas suerte en tu trayectoria, proyecta esa misma consigna para tus predecesores.

4 Prometer vínculos o contacto
Una cosa es conservar los datos de contacto de la empresa donde laboraste para futuras referencia y aclaraciones, y otra muy diferente prometer que seguirán en contacto, pues lo más probable es que no conserven un vínculo estrecho. Un error muy frecuente al cambiar de empleo es no averiguar cómo cerrar de la mejor manera la relación financiera que hayas tenido, específicamente si te concedieron una tarjeta de crédito y/o de nómina.

La mayoría de las veces puedes conservarla de forma natural, pero no siempre es la opción más recomendada, especialmente si hay comisiones o condiciones especiales por manejarla por tu cuenta, o bien si en tu nuevo trabajo te asignarán una tarjeta nueva.

5 Juzgar a tu jefe o a tu antiguo trabajo
Frases como “aquí no saben tratar a la gente”, “no necesito más de ustedes” y “nunca disfruté este trabajo”, son una pésima forma de despedirte de un sitio laboral, no tanto porque sean ciertas, sino por lo que denotan de ti. Juzgar personalmente a tu jefe podría llevarte desahogar tus sentimientos en el momento, pero recuerda que a futuro, son tus superiores quienes se convierten en las primeras referencias a las que tus nuevos empleadores suelen contactar.

Por otro lado, manifestar demasiada autosuficiencia da la impresión de soberbia más que de profesionalismo. Si tu campo laboral es muy específico, necesitarás mantener las relaciones con personas especializadas, y si por el contrario, es un área muy competida, necesitarás contactos para enterarte de más ofertas. La clave siempre: relaciones positivas.

Por último, si te marchas quejándote del trabajo que hacías, proyectas más contra ti que contra la empresa, pues lo más lógico sería preguntarse si te resultaba tan mala opción ¿por qué aceptaste permanecer allí?

¿Cuándo es el mejor momento para renunciar a tu trabajo?

No existe una respuesta única para ese dilema, pero por lo general todas las razones pueden resumirse en dos escenarios: 1) tienes una mejor alternativa de carrera y/o plan de vida, 2) es insostenible la situación que estás enfrentando en ese trabajo. Expertos en reclutamiento laboral de OOC Mundial y Laborando.com advierten que renunciar a un empleo puede ser más provechoso cuando:

  • El gasto o el desgaste es mayor a las ganancias financieras y/o profesionales.
  • El tiempo para vida personal y laboral ya no puede distinguirse ni separarse.
  • Tu superior inmediato y/o tus compañeros son personas intratables aunque hayas intentado lidiar con ellos.
  • Si nunca recibes una retroalimentación o un balance por tu trabajo.
  • Si no hay proyección de crecimiento y/o tus iniciativas no son tomadas en cuenta.
  • Si llega una mejor alternativa personal y/o profesional, o bien si alcanzaste tus objetivos financieros o de conocimiento propuestos cuando recién ingresaste a ese lugar.

Entrepreneur

 

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