El Pulso Laboral

Lunes 25 mayo 2015

02:30 pm

Recursos Humanos

Entre 5 y 8% de los mexicanos son "workaholic"

Por: Adriana Rodríguez

Tener un empleo en el contexto económico que se vive es algo muy valorado, al grado que la tendencia a ser un empleado workaholic va creciendo en el país, sin considerar que este comportamiento puede convertirse en una patología.

Entre 5 y 8 por ciento de la población mexicana es adicta al trabajo, problema que se caracteriza por una necesidad compulsiva de realizar tareas interfiriendo con las relaciones familiares, sociales y el desarrollo personal, refiere un estudio de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

El análisis -elaborado por especialistas de la escuela de Psicología- menciona que un rasgo común de este tipo de empleado es invertir más de 12 horas al día en su jornada laboral, o de 50 a 60 horas por la semana. Para sobrellevar esa dinámica, la persona recurre a estimulantes como aspirinas, analgésicos, café o hasta sustancias ilegales, dice Rodrigo Peniche Amante, académico de esa facultad.

De acuerdo con un estudio elaborado por la firma Ipsos Global entre 13,000 profesionistas de 14 países, la nación con mayor adicción al trabajo es Japón, mientras que México ocupa el último sitio. Sin embargo, las cifras referidas al nuestro país llaman la atención: sólo 6 de cada 10 personas, según el informe, toma sus días de vacaciones asignadas.

Existen demandas laborales que detonan esta adicción, entre las que destacan la sobrecarga laboral, el reto de cumplir con fechas límite de entregas o recibir una recompensa (reconocimiento social o mayor ingreso salarial), advierte Fernando Martínez, médico por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP). El workaholic se caracteriza porque trabaja con urgencia, así que la presión de cumplir a tiempo potencia este comportamiento compulsivo.

"La persona no sólo sobrepasa sus horas de trabajo, sino también el límite de sus habilidades. Es muy común ver que a estos trabajadores les cuesta decir ‘no', asumen cuantas tareas se presenten, y eso, a largo plazo, genera desgaste y enfermedad", añade Martínez.

Peniche Amante, especialista en psicología del trabajo, coincide en que la adicción aumenta por exigencias de las organizaciones que, muchas veces "amenazan con prescindir de los servicios de quienes no están dispuestos a laborar más de nueve o 10 horas al día, o responder a un correo electrónico urgente".

Las empresas conocidas como ‘tóxicas' creen, equivocadamente, que el rendimiento excesivo de sus plantillas puede durar por siempre. Pero está demostrado que las jornadas excesivamente largas no están relacionadas con mayor productividad, al contrario, la reducen, indica un análisis de la Unidad de Investigación Social, Epidemiológica y de Servicios de Salud del Instituto Mexicano del Seguro Social.

Los colaboradores con esta adicción presentan ciertos rasgos en común. El primero, de acuerdo con Martínez, es que todo gira en entorno al trabajo: la persona, aun en su momento de descanso, no deja de pensar en cómo resolver un tema relacionado con su quehacer profesional.

Otro rasgo que los define, dice, son las altas expectativas que se hacen de sí mismos. Suelen ser empleados muy competitivos y preocupados por la comparación, lo que los lleva a plantearse metas cada vez más exigentes. "Ven que si sacrifican unas vacaciones pueden concluir sus pendientes y empiezan a convertir esa dinámica en un hábito, hasta que llegan a sentir culpa por tener momentos de receso y no adelantar más pendientes", explica el médico

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