El rendimiento cognitivo está relacionado también con aspectos físicos como es la deshidratación, según lo planteado en el Congreso Internacional de Hidratación, una deshidratación de 2 por ciento reduce la capacidad de memoria a corto plazo, disminuye el rendimiento cognitivo y puede provocar problemas de atención.

Por ello, se recomienda que durante las horas de estudio uno siempre tenga alguna botella de agua u otro líquido para que pueda estar hidratado correctamente sin necesidad de llegar a tener la sensación de sed, que va desapareciendo con la edad.

Otro aspecto que podría ayudar a concentrarse en una actividad es determinar un espacio para cada tipo de actividad. A través de controlar el espacio y el entorno que te rodea, evitas las distracciones en tu mesa de estudio y creas el hábito de que en ese espacio sólo vas a estudiar.

“Si quieres que tu concentración sea máxima, necesitas que se hagan descansos periódicos para evitar la fatiga atencional, de esta manera disfrutarás o notarás cómo puedes estudiar y concentrarte con mayor facilidad. Las investigaciones han mostrado que es mucho mejor descansar en entornos naturales, un paseo por un parque o un bosque es lo ideal para recuperarse y poder retomar el estudio”, propuso Pablo Rodríguez, médico del Hospital Ángeles del Pedregal.

También la meditación, sus beneficios y como incluso puede reducirse el grado de dolor con esta práctica.

Pues bien, en el caso de la concentración, si se realiza unos 20 minutos de meditación durante cinco días uno puede controlar con mayor facilidad sus pensamientos, mejorando el rendimiento cognitivo y aprendiendo a reducir la ansiedad.

El estudio y la presión de los exámenes provocan una acumulación de tensión tanto física como mental por lo que es importante tener momentos para poder desconectar y expulsar al exterior el nivel de estrés. Realizar ejercicio físico como tener momentos para poder desconectar y disfrutar de actividades de ocio, son fundamentales para poder concentrarse con mayor facilidad.