El Pulso Laboral

Lunes 25 mayo 2015

02:30 pm

Recursos Humanos

Un Jefe puede destruir tu salud

Por: Adriana Rodríguez

Lunes 25 de abril de 2016

La relación empleado-jefe es un terreno abonado para el sufrimiento, pero también para el humor, e infinidad de expertos en trabajo han dedicado un gran número de artículos a definir esos prototipos de jefes que pueden amargarnos la existencia.

La periodista de The Time, Martha C. White, en un reciente artículo distinguía algunas tipologías, pero no es ni mucho menos la única.

El primero, es el sabelotodo. Cuando tú vas, él ha ido y ha vuelto tres veces. Por alguna razón, a pesar de que podría solucionar todos los problemas de la empresa en mucho menos tiempo que cinco trabajadores juntos, su especialidad es sentarse y quejarse de lo bien que lo podría haber hecho él y lo mal que lo hacen los demás.

El motivacional. Uno de los especímenes menos dañinos, siempre y cuando no se le vaya de las manos y olvide que, al fin y al cabo, hay objetivos que cumplir y números que hacer. Puede hacerte sentir el hombre más poderoso del mundo, pero también, un auténtico fracasado si no encajas en su prototipo de empleado ideal.

El pasivo-agresivo. Te agarrará por los hombros, te dirá que eres muy bueno, y más tarde te la clavará hasta el fondo. Es más peligroso que el jefe despectivo, ya que hará que bajes la guardia y confíes en él para, acto seguido, destruir tu autoestima.

La adicción al trabajo no tiene por qué perjudicar a los demás en el caso de un mero trabajador, pero puede ser altamente dañina si se trata de tu superior. Nunca tendrá bastante y, lo que es peor, no entenderá que quizá tú no disfrutes tanto como él quedándote hasta las doce de la noche en la oficina. Quizá te convierta en un gran trabajador, pero acabará con tu vida personal, familiar y emocional. 

Una variante del workaholic, sólo que su deseo por trabajar 18 horas al día no proviene de sus ansias por ayudar a la empresa, sino simplemente, porque irse pronto a casa le obligará pasar ocho horas frente a la televisión comiendo pizza y llorando por las oportunidades perdidas. Atento a su posible variante: el jefe que tiene familia y colegas, pero los odia. Cuidado, puede convertirse rápidamente en “tu amigo”.

Te elogiará delante de los demás, te preguntará por tu familia, valorará positivamente tu trabajo, te aumentará el sueldo, te irás de cañas con él, saldréis de fiesta juntos, te invitará a tu cumpleaños, te invitará a ir al cine el sábado por la tarde, te preguntará por qué estás tan distante con él, comenzará a sentirse decepcionado y finalmente te despedirá aduciendo “razones personales”. Mejor mantener una saludable distancia física y emocional.

Por último, está el vampiro. Una peculiar tipología en la que el mando intermedio se aprovecha de los de abajo –a los que, en apariencia, desprecia– para hacer pasar sus ideas por suyas. Siéntete agradecido: ha conseguido que esa tontería que se te ha ocurrido termine convirtiéndose en uno de los proyectos de mayor envergadura para la firma.

también te puede interesar