El Pulso Laboral

Lunes 25 mayo 2015

02:30 pm

Recursos Humanos

Saber lo que gana tu jefe ¿puede hacerte más productivo?

Por: Adriana Rodríguez

Jueves 16 de junio 2016

 

Aplicar la ley del silencio respecto a los salarios de los distintos profesionales es una práctica común en las empresas. Esta idea se basa en que cada empleado debe conformarse con ganar lo que considere adecuado para las tareas que desempeña, sin preocuparse por lo que obtienen los demás.

El principal problema en torno a este silencio es que las dudas y cuestionamientos vinculados a esta temática pueden generar espacios de tensión, que podrían resolverse con una simple cifra.

En muchas ocasiones el jefe se encuentra demasiado inmerso en sus tareas cotidianas y no puede percibir que algunos empleados disfrutan del día a sus anchas mientras otros se esfuerzan al máximo por terminar todas las tareas asignadas. Entonces ¿Por qué no podemos saber lo que ganan nuestros compañeros? ¿No sería “justo” conocer esa cifra? Si sabemos lo que hacen y lo que no… ¿Cuál sería el problema de saber lo que ganan por esas tareas?

La situación se vuelve aún más tensa cuando nuestras dudas se dirigen hacia la remuneración que obtiene nuestro superior, y, proporcionalmente, la ley del silencio se vuelve todavía más firme. ¿Por qué no podemos saber lo que gana nuestro jefe? ¿Es para evitar solicitudes de aumento del sueldo? ¿Cuál sería el inconveniente en conocer el salario que recibe un superior? ¿Qué pasa si esa simple cifra puede motivarnos a trabajar aún mejor? Como la motivación y la indignación están solo a un paso de distancia, en esta nota analizaremos los distintos escenarios que una revelación de este carácter podría generar en un empleado promedio.

Cuando el conocimiento permite el crecimiento: Empleados motivados

Las asimetrías no siempre son malas o injustas, y en determinadas ocasiones pueden ser incluso extremadamente necesarias. Las jerarquías existen para mantener el orden dentro de cualquier tipo de organización, y las empresas no se encuentran exentas de esta necesidad fundamental para mantener un correcto funcionamiento basado en una adecuada división de tareas y responsabilidades. Por lo tanto, es completamente comprensible que una mayor cantidad de trabajo implique una remuneración más alta.

El hecho de que los empleados sean conscientes de esta realidad puede parecer innecesario en determinadas ocasiones, pero resulta más beneficioso de lo que tradicionalmente se puede llegar a pensar. Esta no es una cuestión subjetiva, o psicológica, sino que se encuentra respaldada por las conclusiones de varias investigaciones y estudios. Por ejemplo… Un docente del Middlebury College comprobó que enseñando a todos los trabajadores el salario de sus compañeros, determinado grupo se esforzó hasta mejorar notoriamente su productividad, buscando alcanzar una compensación económica similar a la de sus compañeros y ocasionando así grandes beneficios para la empresa empleadora.

Como si fuera poco, más allá del demostrado aumento en la motivación de los trabajadores, el hecho de conocer en profundidad la realidad de nuestro entorno laboral más cercano puede redundar en una mayor igualdad dentro de la oficina. Así lo demostró un estudio realizado de manera conjunta por la Universidad de Cornell y la Universidad de Tel Aviv, que no solo logró demostrar que el secreto respecto a los salarios se asociaba a una baja productividad en los trabajadores, sino que también lograron vincular esta asimetría de información con un aumento en la discriminación de género en el ámbito laboral. De acuerdo a estos investigadores, la transparencia informativa respecto a los salarios podría reducir notoriamente las diferencias en las remuneraciones basadas en el género, lo que resulta fundamental para eliminar de manera definitiva la brecha de género.

 

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