Sábado 25 de junio 2016
Nos quejamos cuando algo no funciona como queremos: cuando el trabajo nos absorbe mucho, cuando nos sentimos incomprendidos por la familia o cuando el novio no nos hizo caso.
Quejarse, dicen los psicólogos, es una forma de reconocer que existe un problema pero no tratamos de solucionarlo, lo que nos genera más estrés.
Este tipo de estrés provoca que se dañen las neuronas en el hipocampo, lo que afecta la capacidad para crear nuevas redes neuronales y como el hipocampo es la parte del cerebro que se encarga de encontrar solución a los problemas, ésta actitud se convierte en un círculo vicioso.
Para evitarlo, se recomiendan tres cosas:
1.- Establece con qué frecuencia te quejas y sobre qué
Comprender la importancia del problema es el primer paso para encontrar una solución.
2.- Aléjate de las personas negativas
Es mejor buscar una solución sola a escuchar más y más quejas.
3.- Cambia de actitud
En vez de quejarte, define el problema y por más negro que veas el panorama, añade elementos positivos a tus reflexiones.