El Pulso Laboral

Lunes 25 mayo 2015

02:30 pm

Seguridad Social

Más dinero, no se traduce en más salud.- OCDE

Por: Adriana Rodríguez

La inversión pública de México en su sistema de salud aumentando de 2.4 a 3.2 por ciento del PIB entre 2003 y 2013, sin embargo, no ha logrado traducirse en una mejor salud ni en un mejor desempeño del sistema como se hubiera deseado.

Según el Estudios de la OCDE sobre los Sistemas de Salud: México 2016, presentado esta semana por el organismo internacional, revela que México necesita un sistema de salud equitativo, eficiente, sustentable y de alta calidad.

“Esto no podrá lograrse con la fragmentación actual en la estructura de atención de salud, ya que existen diferentes niveles de atención para diferentes grupos, a diferentes precios y con resultados diferentes”, indicó.

En su lugar, México requiere un sistema de salud funcional unificado donde el acceso esté determinado por la necesidad y no por la situación laboral. Los individuos deberían tener alguna opción sobre el asegurador y el prestador, para impulsar la eficiencia y la mejora continua de la calidad.

Este estudio presenta las recomendaciones de la OCDE respecto a los pasos que debe tomar México para lograr esto.

“Es esencial que la modernización empiece ahora. En caso contrario el sistema mexicano de salud, ya sea debido a la no sostenibilidad financiera de algunas instituciones o a la avalancha de recursos de amparo por los derechos de atención a la salud, corre el riesgo de estar envuelto en una crisis”, indica.

Detalla que diez años después de la introducción del sistema de seguro universal de salud financiado públicamente, el Sistema de Salud de México se encuentra en una coyuntura crítica. Sin duda, algunos indicadores de salud y del desempeño del sistema de salud han mejorado: las personas que antes no estaban aseguradas ahora usan los servicios más seguido, mientras que los datos indican que el gasto empobrecedor en salud ha bajado de 3.3 a 0.8 por ciento.

La mortalidad infantil cayó a 13 muertes por mil nacidos vivos en 2013, una reducción de 38 por ciento desde el 2000.

Otros indicadores, sin embargo, siguen siendo preocupantes. Las tasas de supervivencia después de un infarto cardíaco o un accidente cerebrovascular son notablemente peores que en otros países de la OCDE.

Las fallas para modificar los estilos de vida que dañan la salud son una preocupación particular, ya que 32 por ciento de la población adulta es obesa; México se ubica como el segundo país con mayor sobrepeso de la OCDE y casi uno de cada seis adultos es diabético.

Otros indicadores clave indican ineficiencias arraigadas en el sistema: el costo administrativo en 8.9 por ciento del gasto total en salud es el más alto de la OCDE y no se ha reducido en la última década. Del mismo modo, el gasto de bolsillo se ubica alrededor de 45 por ciento del gasto total en salud, el más alto de la OCDE.

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