El Pulso Laboral

Lunes 25 mayo 2015

02:30 pm

Seguridad Social

Aqueja anemia a mujeres jóvenes

Por: Adriana Rodríguez

A pesar de los avances logrados en la reducción de anemia en mujeres en edad reproductiva, la magnitud de anemia en mujeres embarazadas y adolescentes sigue siendo un problema de salud pública que requiere atención.

Así lo afirmó, Teresa Shamah-Levy, investigadora del Centro de Investigación en Nutrición y Salud, Instituto Nacional de Salud Pública, quien subrayó que necesario fortalecer estrategias de prevención de la deficiencia de hierro y ampliar las acciones de detección temprana de anemia en las mujeres en edad reproductiva para tratar oportunamente esta deficiencia y así evitar que las mujeres con anemia tengan hijos con esta deficiencia.

“La anemia representa una causa subyacente de mortalidad materna y perinatal además de aumentar el riesgo de partos prematuros en mujeres embarazadas y bajo peso al nacer”, indicó.

Según la OMS, la anemia afecta a la mitad de los niños y de las mujeres embarazadas y a entre 20 y 25 por ciento de las mujeres no embarazadas en países en desarrollo.

Durante la vida adulta, la anemia disminuye considerablemente la productividad y calidad de vida de los individuos.

“Nuestro objetivo es evidenciar la tendencia de la anemia en mujeres en edad fértil durante los últimos años y proponer el desarrollo de acciones de salud pública para su control”, afirmó.

Actualmente la prevalencia de anemia en mujeres en edad fértil es de 17 por ciento entre las embarazadas y de 11.5 por ciento en las no embarazadas.

Los grupos de edad más afectados por la anemia fueron el de 12 a 19 años (19.6 por ciento) y el de 30 a 39 años (19.0 por ciento) en las embarazadas y los de 40 a 49 años (16.2 por ciento) y 30 a 39 años (13.3 por ciento) en las no embarazadas.

Desagregando por área de residencia, la prevalencia más grande de anemia se ubica actualmente en las mujeres embarazadas que viven en áreas rurales (20.5 por ciento) en comparación con las residentes de áreas urbanas, donde la prevalencia es de 17 por ciento.

Respecto a las mujeres no embarazadas, la prevalencia es similar entre las mujeres que viven en áreas rurales (12 por ciento) y urbanas (11.5 por ciento).

 

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