El Pulso Laboral

Lunes 25 mayo 2015

02:30 pm

Seguridad Social

Piden revalorar labor de parteras

Por: Adriana Rodríguez

Desde tiempos prehispánicos las parteras tradicionales cuidan la salud de la mujer y brindan atención obstétrica empleando sus conocimientos, prácticas y recursos herbolarios que históricamente han demostrado su eficacia para contender algunos problemas obstétricos, siempre con un enfoque integral.

Iskra García Vázquez, Profesora-Investigadora de la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES), Unidad León, UNAM, aseguró que México es uno de los países del mundo con una larga tradición en la partería. En el 2014 se tenían registradas 14 mil 464 parteras tradicionales.

Anualmente atienden más de 300 mil partos principalmente en las comunidades rurales de los estados de Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Tabasco, Yucatán, Veracruz y Puebla.

La labor de las parteras tradicionales ha sido premiada por su calidad y por las metas alcanzadas en la reducción de la mortalidad materno-infantil.

Actualmente, la Secretaría de Salud capacita a 14 mil parteras tradicionales para detectar de manera oportuna los casos de cáncer de mama en las regiones vulnerables del país, como parte del Modelo de Atención a las Mujeres que impulsa la dependencia.

“De todos estos terapeutas, las parteras tradicionales realizan varias prácticas que cumplen con los lineamientos de la OMS sobre la atención integral y de calidad al parto basada en la pertinencia cultural, restringen el uso de la tecnología y los medicamentos al mínimo, que les permiten manejar complicaciones y generar en la madre un estado de bienestar físico, emocional y social”, explicó.

La posición vertical en el parto, la sobada, el baño de temazcal, uso de plantas medicinales, la deambulación de la madre, el uso de la faja, los consejos sobre los cuidados y normas que debe seguir para mantener el estado de bienestar.

Este último punto las capacita, culturalmente hablando para dar apoyo emocional a las mujeres durante el embarazo y el parto pues al compartir las misma concepción sobre la salud, la enfermedad, sobre los factores de riesgo que angustian y causan incertidumbre sobre el desarrollo de su hijo, les permite brindar una atención de calidad y humanista a las mujeres y al recién nacido.

En el País, desde el 2010 los partos por cesárea superaron el 36 por ciento del total de los nacimientos registrados.

Estudios realizados en 8 países de América Latina demostraron que la cesárea conlleva un alto número de complicaciones y riesgos para la salud materno-infantil.

A partir de entonces la OMS promovió el parto natural y su atención integral adecuada al contexto cultural de las madres. Con tal fin, el estado mexicano implementó programas de capacitación para parteras, reguló el uso de la tecnología y la medicalización. Sin embargo, han sido insuficientes.

De acuerdo con la OMS el 99 por ciento de las defunciones materno-infantiles ocurren en los países en vías de desarrollo en grupos sociales que viven en zonas rurales en condiciones de pobreza y marginación.

Las principales causas de muerte materno-infantil derivan de complicaciones obstétricas que de ser tratadas oportunamente tendrían otro desenlace, por ejemplo, hemorragias posparto, infecciones (principalmente septicemia), trastornos hipertensivos del embarazo.

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