El Pulso Laboral

Lunes 25 mayo 2015

02:30 pm

Sindicatos

Nunca me he ido Elba Esther Gordillo

Por: / El Pulso Laboral

“Yo no pienso estar en ningún partido. Yo pienso hablar, voy a opinar y actuar en la vida democrática de mi país”, anticipa Elba Esther Gordillo Morales.

En entrevista con El País, la expresidenta del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación niega participación alguna en la creación del nuevo partido político nacional Redes Sociales Progresistas, que en junio próximo podría obtener del INE el registro correspondiente, presidido por su yerno Fernando González Sánchez y del que su nieto René Fujiwara Montelongo fue promotor.

“Mi yerno es un hombre preparado, tiene méritos, no se vale endosarle ni mis méritos ni mis deméritos. Mi nieto es un muchacho inteligente, capaz, le gusta la política, pero le falta meterse más, irse a la tierra, no sólo a la teoría, se lo he dicho...”

A pregunta específica sobre si está dispuesta a participar en la llamada Cuarta Transformación, elude: “Yo quiero ayudar a México. No quiero estar en ningún grupo”.

Del por qué de su regreso, responde: “No sé si me fui. Es más, creo que nunca me he ido”.

Pero, ¿qué busca? —inquiere el reportero del diario español.

Algo esencial. Hay mucho qué decir. Vuelvo porque hay una historia que no ha terminado. Mi intención es incidir en que en México se realice lo que hemos soñado los trabajadores durante mucho tiempo.

Cuestionada respecto de si quiere volver a dirigir el sindicato magisterial, afirma: “Estoy convencida de que no es necesario un cargo para alzar la voz y decir lo que se cree. Yo quiero ser una voz actuante, vigente y comprometida con la transformación del mundo sindical mexicano. ¿Querer volver a ser lo que fui? No necesariamente”.

Sobre el expresidente Enrique Peña Nieto admite sentir “Pena. Mucha pena, porque no puedo negar que fui responsable para que fuese electo”.

Reconoce que la imagen que tiene la sociedad mexicana de ella “no es positiva”, aunque eso no lo puede “cambiar de la noche a la mañana”. /El Economista