Alrededor de 45 por ciento de los adultos mayores del País (3.5 millones,) viven en condiciones de pobreza, sin ingreso ni acceso a servicios sociales, de acuerdo con cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social.

El envejecimiento es una de uno de los grandes problemas que el País enfrentará las siguientes décadas, advirtió Gabriela Luna Ruiz, académica de la UNAM.

Por ello, el estado mexicano debe tomar medidas no sólo enfocadas en quienes hoy son adultos mayores, sino estrategias previsoras para la población que envejecerá en las próximas décadas.

Según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en 2012, el monto de personas de 60 años y más fue de 10.9 millones, lo que representó 9.3 por ciento de la población.

Entre las propuestas de políticas y estrategias de Luna Ruiz para enfrentar las consecuencias del envejecimiento de la población, se encuentra el impulso a un nicho de oportunidad en el mercado.

Asimismo, sugirió planes de prepago contratados por trabajadores como previsión para su futuro envejecimiento, y la creación de “redes sociales mucho más fuertes, en término de personas, pero también en términos institucionales”.

Recordó que el cambio en la pirámide poblacional requerirá de mayores especialistas en gerontología dentro del sector salud, así como nutriólogos y proveedores de servicios. De igual manera, sugirió la importancia del empoderamiento del papel de cuidador.

Con respecto a los planes de prepago, precisó que estos tendrían una finalidad preventiva: los trabajadores que hoy se encuentran en su plenitud productiva, podrían prepagar una especie de seguro que garantice una vejez plena.

“Esta visión nos está faltando. Las aseguradoras, en términos de salud, se están quedando fuera del mercado mexicano, pero podríamos sugerirles diseñar una suerte de primas para casa y estancias para adultos mayores a futuro”, precisó.

Desde el ámbito de las políticas públicas, Luna Ruiz señaló que el gobierno está obligado a considerar una transición del gasto público en el momento en el que identifica un número creciente de adultos mayores.

Un ejemplo de política, de acuerdo con la especialista en Economía de Salud, sería la creación de estancias, en las que los adultos mayores cuenten con un gran número de actividades, así como la adaptación y mejoramiento de los parques públicos.

“Los parques ya no sólo son para los niños: también tienen que ser para nuestros adultos mayores”, especificó la académica.

“En cuanto a la transición demográfica, no pudimos aprovechar el bono demográfico. La transición epidemiológica nos está ganando terreno”, advirtió al respecto.