Ante la aplicación de medidas de seguridad más estrictas en Estados Unidos, México se convertirá, aún más, en receptor de migrantes en busca de empleo, advirtió el Instituto Nacional de Migración (INM).
En el bienio 2014-2015, las aprehensiones o presentaciones de indocumentados en Estados Unidos y México fueron de alrededor de 400 mil, es decir, personas que dejaron sus países en busca de otras condiciones de vida, pero fueron repatriados, encarcelados en Estados Unidos o llevados a estaciones migratorias mexicanas.
La mayoría de estas personas (80 por ciento, según el INM, organismo de la Secretaría de Gobernación) son originarios de Guatemala, Honduras y El Salvador.
En lo que toca a México, la cifra de extranjeros irregulares se ha incrementado en los años recientes. En 2014 fueron llevados a estaciones migratorias 127 mil 332 personas y el año pasado la cifra llegó a 191 mil 172. Hay menos hondureños, pero se documentó un incremento de 5 por ciento de guatemaltecos, así como de 3.5 por ciento de otras nacionalidades, principalmente cubanos.
Uno de los principales problemas respecto del flujo migratorio hacia el norte son las niñas, niños y adolescentes, la mayoría de naciones centroamericanas, que viajan solos.
En el periodo 2014-2015, las autoridades de Estados Unidos detuvieron a 175 mil 989 menores de edad, mientras que en México fueron presentados, como se les denomina aquí, 60 mil 476.
En el caso de México, desde 2009 se ha registrado una reducción sostenida de repatriaciones de connacionales que vivían o habían cruzado a Estados Unidos.
El gobierno considera que la tasa ya es cercana a cero, es decir, es similar el volumen de mexicanos que llegan al vecino país respecto de los que retornan, ya sea de manera voluntaria o forzada.
Ello explica que se mantenga estable la cifra de 11.8 millones de mexicanos en territorio estadunidense. No obstante –calcula el instituto– cada año 250 mil paisanos intentan emigrar a Estados Unidos.
Ardelio Vargas, comisionado del INM, se reunió esta semana con legisladores. Les habló de la porosidad de la frontera sur (mil 149 kilómetros), lo que facilita el ingreso irregular y el tránsito de migrantes.
Hizo referencia a la fuerte vigilancia en los 3 mil 141 kilómetros de la zona limítrofe con Estados Unidos, por lo que “se estima que en los próximos años la tendencia será de menores posibilidades para el ingreso de migrantes hacia Estados Unidos.
Fuente: La Jornada
