El Pulso Laboral

Lunes 25 mayo 2015

02:30 pm

Mundo Laboral y RR.HH.

11% de jóvenes estudian y trabajan

Por: Adriana Rodríguez

Trabajar y estudiar, puede que a algunos les resulte un anhelo peregrino o demasiado ambicioso pero es completamente viable. Esta práctica ya es frecuente en varios países donde hay tiempo suficiente en el día para hacer ambas cosas.

Según el INEGI 11 por ciento de las y los jóvenes estudian y trabajan simultáneamente. 38.8 por ciento se dedican sólo a estudiar y 28.6 por ciento a trabajar.

De acuerdo a la última Encuesta Nacional de la Juventud, realizada en el 2010, de 19 millones 621 mil 962 jóvenes de 19 a 29 años que hay en México, sólo 1 millón 779 mil 424 trabajan y estudian de manera simultánea, es decir, únicamente el 9.06%.

Patricia Heredia Medina, investigadora de Reclutamiento expuso que si a las 24 horas del día les restamos las 8 de rigor nocturno, las 6 de media que un estudiante se pasa en la Universidad, una para comer y dos de transporte todavía quedan 7 horas en las que se puede realizar una práctica a media jornada (4 ó 5 horas).

Compaginar trabajo y estudios es una realidad con la que multitud de jóvenes conviven a diario. Las causas que mueven a dar el paso pueden ir desde la pura y dura necesidad económica para, por ejemplo, poder costearse los estudios, hasta el deseo de adquirir experiencia real y práctica en el mercado laboral de cara a enriquecer el currículum.

“No nos engañemos. Nadie ha dicho que sea fácil ni cómodo. Requiere dedicación, disciplina, responsabilidad y, fundamentalmente, organización. Por ello no todo el mundo está dispuesto a realizar el esfuerzo, bien por incompatibilidad de horarios con otras actividades, porque no ven la necesidad de empezar a trabajar tan pronto o porque quieren centrarse totalmente en la carrera, sin realizar prácticas que puedan robarles tiempo”, planteó.

Sin embargo lo ideal de cara a encontrar un primer empleo una vez titulado es haber realizado prácticas profesionales relacionadas con la carrera. Estas suelen ser facilitadas por los servicios de empleo de las propias universidades y constituyen una gran oportunidad para empezar a realizar contactos y adquirir los conocimientos prácticos necesarios para enfrentarse al “mundo laboral real”.

“Más allá de los apoyos gubernamentales, las empresas deberían ser un poco más flexibles con los jóvenes en el tema de la experiencia que les exigen para incorporarlos al trabajo, esto generaría una ganancia para los estudiantes y les ampliaría el campo de trabajo”, llamó.

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