El Pulso Laboral

Lunes 25 mayo 2015

02:30 pm

Mundo Laboral y RR.HH.

¿Sana distancia en el trabajo? Realidad casi imposible si tienes una discapacidad

Por: Factor Capital Humano

Mantener la sana distancia es fácil de cumplir si no tienes discapacidad visual, motriz, intelectual o alguna otra. O varias de ellas. La nueva normalidad en el trabajo ha dejado fuera a estas personas, pues los protocolos de seguridad sanitaria no contemplan sus necesidades. 

Esto las expone a un mayor riesgo de contagio de Covid-19. En ocasiones las personas con discapacidad visual requieren ser guiadas por alguien más, eso dificulta la sana distancia. Las personas con discapacidad motriz necesitan barandales, así que evitar tocar superficies les será a veces imposible. 

Si la idea de capacitación para el regreso a la empresa es leer un manual o tomar un curso y acatarlo, es insuficiente para las personas catalogadas con discapacidad intelectual. Alguien más debe explicarles con lenguaje claro y sencillo, y luego “constantemente supervisar que cumpla las medidas”, explica el activista Ernesto Rosas. 

Y si el estrés por esta pandemia es difícil de manejar para la mayoría, lo es más para quienes tienen discapacidad psicosocial. En este grupo se encuentran quienes han sido diagnosticadas con depresión, trastorno de ansiedad, trastorno bipolar o esquizofrenia, entre otros. 

“Siempre hemos requerido de la cercanía de la gente para hacer nuestra vida diaria”, dice en entrevista el abogado Ernesto Rosas Barrientos. Él es director de Enlace Interinstitucional de la Confederación Mexicana de Organizaciones en favor de las Personas con Discapacidad Intelectual (Confe). 

A finales de mayo, el gobierno federal emitió los Lineamientos técnicos específicos para la reapertura de las actividades económicas, dicho documento es una guía oficial para que las empresas hagan un plan que proteja a su plantilla laboral. Pero apenas menciona a las personas con discapacidad. Dice, por ejemplo, que para el regreso al trabajo las empresas deben ser solidarias y no discriminar a este grupo. Indicar que se les tome en cuenta sin decir de qué manera no basta, apunta el abogado Ernesto Rosas.

Discapacidad social, no física

En México hay alrededor de 7.9 millones de personas con alguna dificultad física, mental, intelectual o sensorial, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). 

Antes de la pandemia, esta población tenía las más altas tasas de desempleo. El Inegi estima que 7 de cada 10 personas con discapacidad no contaban con un trabajo remunerado. 

La “baja calificación técnica y pocas habilidades blandas” son el primer obstáculo para conseguir uno, de acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). 

La manera en la que están diseñados los caminos, las calles, el transporte y los centros y sistemas educativos les impide ir a la escuela y desarrollar sus competencias. Eso los pondrá en gran desventaja cuando busquen empleo.

Ernesto Rosas logró estudiar Derecho, pero con varias dificultades. Nació con cataratas congénitas en ambos ojos, por lo que su baja visión era severa. 

Por la poca información que él y sus padres recibieron del sistema de salud, no sabían que esa condición lo hacía propenso al desprendimiento de retina ante un movimiento brusco. Tenía 12 años cuando, jugando, sucedió. Desde entonces dejó de ver completamente. 

La discapacidad en realidad se deriva “de las barreras físicas” que la sociedad le pone a estas personas. No son ellas quienes deben adaptarse a su entorno, sino que “la sociedad es quien debe acomodar sus estructuras para permitir su integración”, apunta la especialista Mariana Díaz Figueroa. Es decir, la discapacidad no es física, es social. 

En un estudio para la organización Impunidad Cero, la académica de la UNAM indica que las pocas personas con discapacidad que trabajan “lo hacen en puestos de bajo nivel, donde no se les paga adecuadamente”.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) la gran mayoría de quienes tienen un empleo están en el sector informal. Por lo que si se enferman de Covid-19, no cuentan con seguro social para afrontar los gastos médicos, advierte.

Algunas medidas preventivas

La OMS recomienda a los gobiernos ampliar la seguridad social para estas personas. También, entregar apoyos económicos y adelantar estos pagos. En México, el gobierno federal les otorga una pensión de 2,550 pesos cada dos meses. Por la emergencia sanitaria, en marzo pasado les adelantó el pago del bimestre mayo-junio.

Estas medidas son un paliativo, el cambio que se requiere es dejar de obstaculizar su derecho al trabajo, señala Mariana Díaz. Esto“es responsabilidad de todos, tanto del sector público como del privado”, afirma. En el caso de las empresas en las que trabajan personas con discapacidad, éstas deben adecuar sus protocolos para recibirlos cuando el semáforo de alerta sanitaria esté en verde.

Aunque no hay lineamientos oficiales, con base en la Guía para la protección de la salud de las personas con discapacidad en el contexto de Covid-19, de la Secretaría de Salud, éstos pueden ser algunos consejos:

Para personas con discapacidad auditiva, la comunicación debe ser en lengua de señas, para lo cual se debe buscar personal certificado. Una señal mal empleada puede tener consecuencias graves en el contexto de una pandemia. Los mensajes de texto y correos electrónicos son otra alternativa.

Además, limpiar constantemente perillas, barandales o superficies; las personas con discapacidad visual, motriz o intelectual necesitan tocar estos artefactos. Asegurar la accesibilidad a los baños, lavabos o cualquier espacio sanitario para su higiene. De ser necesario, se deben adaptar esos espacios.///Factor Capital Humano

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