La recuperación económica de Estados Unidos en los últimos años ha generado que el número de migrantes mexicanos creciera a 12.2 millones en 2015, según la Current Population Survey.
Este fenómeno social ha requerido el análisis de diversos efectos en la población tanto migrante como de sus familias. Sin embargo, destaca otro factor poco explorado que puede generar problemáticas aún mayores para la sociedad y que involucra a los miembros más jóvenes en México.
Según diversos estudios, la experiencia migratoria en los hogares tiende a afectar, de forma negativa a la educación, en especial a mujeres y hombres entre 16 y 19 años de edad. Se enfrentan al reto de continuar con sus estudios ante las dificultades familiares provocadas por la ausencia de algún miembro, especialmente si se trata del jefe o jefa de familia.
Ya sea por falta de atención para cuidar su desarrollo o la necesidad de aportar al sustento, el abandono escolar es un efecto recurrente del cual ya ha advertido la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) estima que en 2013 había una población de 29 millones 337 mil 620 niñas, niños y adolescentes, entre 5 y 17 años de edad, de los cuales 2 millones 536 mil 693, equivalentes a 8.7% de la población menor de edad del país, realizaban algún tipo de actividad laboral.
Este fenómeno es más frecuente entre la población de localidades rurales, y mayor aún en los municipios con alto nivel migratorio, alcanzando hasta 22.8% de la población de 12 a 17 años, de acuerdo con datos del Módulo de Trabajo Infantil 2013 de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE).
Sin embargo, seis de cada 10 menores de edad que trabajan también estudian, detalla el reporte. Lo cual mantiene la esperanza de impulsar el desarrollo de quienes se esfuerzan por seguirse preparando.
Ante esto, el gobierno mexicano y organizaciones no gubernamentales han desarrollado diversas iniciativas, que buscan apoyar a los jóvenes que destacan por su determinación y excelencia.
Un ejemplo es "Chavos que inspiran", un programa desarrollado por Fundación BBVA Bancomer, el cual tiene presencia en 22 entidades y 167 municipios de la República Mexicana con alto nivel migratorio.
Se trata de dar oportunidades de desarrollo a jóvenes que han demostrado que cuentan con un gran potencial, el cual puede ser aprovechado para mejorar sus condiciones de vida y las de sus comunidades.
“Creo que la mejor manera de enseñar es dar el ejemplo y demostrar que puedes hacer lo que quieras sin que nadie o nada te detenga”, afirma Gaby, quien cuenta con un promedio de 10 y se ha propuesto a ser parte de los líderes mexicanos del futuro.
Este tipo de iniciativas ayuda a jóvenes como Gaby para que no enfrenten solos el reto de continuar con su desarrollo educativo y profesional, además de fomentar una independencia generacional que logre mejores condiciones de vida para quienes no se dejan llevar por la ilusión del sueño americano.
Fuente: Excelsior
