El Pulso Laboral

Lunes 25 mayo 2015

02:30 pm

Recursos Humanos

Combate el síndrome del “último minuto”

Por: Adriana Rodríguez

Cada vez más trabajamos en función de lo último que llega vía Correo o teléfono: «¿Me puedes hacer esto?» «¿Podrías revisar esto?» Y dejamos a medias lo que estamos haciendo por cosas que podrían esperar. Es el conocido como “síndrome de lo último”.

Patricia Carraso Medina, psicóloga de la UNAM, explicó que éstas peticiones que llegan de repente, y a las que siempre les damos prioridad respecto a lo que estamos haciendo, o aquello que estaba planificado para ahora.

“Sólo porque llega ahora y lleva el apellido de “último” ya tiene prioridad. ¿Quién ha dicho eso que tiene que ser así?”, cuestionó.

Esto tiene su raíz en ese concepto de trabajador que cada vez se parece más a una ventanilla de solicitudes y gestiones, abierta durante todo el día, a la que cualquiera puede acudir con peticiones de todo tipo. Y, por supuesto, esperamos y exigimos que se nos atienda.

Los proyectos, tareas clave, objetivos de la semana o del día, los resultados y lo importante, que esperen. Antes tengo que atender y centrarme en lo último que me pidan.

Naturalmente que habrá cosas que haya que hacer ya, porque el trabajo a veces es así, pero, ero ni de lejos tantas como en la práctica nos hacemos creer. O nos intentan hacer ver otros.

“Al atender y hacer lo último que llega, se crea además en nosotros una sensación de eficacia, que es falsa. «Joé, mira qué eficaz soy que lo hago todo en cuanto me lo piden y además volando». Tal vez en algunos trabajos o puestos tu eficacia y resultados se mida así. Pero en la mayoría No. Pero hoy en día es facilísimo confundirse en el trabajo, víctimas del impulso del momento”, afirmó.

Los riesgos de caer en exceso en el síndrome de lo último, en primer lugar dejas muchas cosas a medias, saltamos a otra tarea-actividad de manera inmediata, al no pensar, es fácil hacer esa tarea que nos piden (y que evidentemente hay que hacer) en el peor momento del día o de la semana. Alteramos nuestro plan de trabajo por algo que podía esperar, modificando nuestro mapa de trabajo de forma innecesaria.

“Como si todo eso no fuera suficiente, hay otra consecuencia mayor. La veo con muchísima frecuencia en los equipos de trabajo a los que asesoro. Y es que actuar así sienta precedente y va creando un pozo que a la postre se convierte en hábito”, alertó.

 

también te puede interesar